17.2.09

Radio Tip # 42 (Por qué el locutor nunca se debe de ver mal en compromisos)

Constantemente tu como locutor, te ves ante los ojos de amigos, familiares y radioescuchas como EL TODO PODEROSO. ¿Por qué?, pues porque regalas cosas, das boletos para conciertos, das boletos para eventos, conoces y entrevistas a gente famosa y además sales en el radio.

La impresión que das, es que eres alguien con PODER.

Y en cierta forma la tienes, solo que debes ajustarte a normas y principios. Esto tu lo sabes, ellos no.

Pero debido a esto, es inevitable que la gente se acerque a ti para solicitarte “unos boletos” o anunciar tal o cual cosa. Sobre todo cuando se trata de ayuda para aspectos de caridad o extravío de personas o pertenencias. Sin embargo, sabes muy bien que no tienes la autoridad suficiente como para complacerlos.

¿Qué hacer en este caso?

Tienes que pasar ‘la papa caliente’ a otro.

¿La razón?, …...

PORQUE COMO LOCUTOR NUNCA TE DEBES DE VER MAL. NUNCA DEBES NEGAR NADA.

Quienes son los ogros o ‘los malos de la historia’, deben ser tus jefes, no tu.

La imagen de un locutor debe ser siempre impecable. Bajo ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, te debes ver mal ante los ojos (o los oídos) de tu auditorio, clientes de la estación o quien quiera que sea. Se supone que como locutor eres complaciente, buena persona, eres positivo, … ¡lo máximo!

Es parte de tu imagen y es parte de tus funciones.

Si por ejemplo eres una persona popular y ha llegado la hora de despedirte en un evento pero la gente no te quiere dejar ir y de cualquier forma te vas, la culpa tiene que ser de “esa persona que te dice que ya te tienes que ir”.

Si por alguna razón estás en un área privilegiada o restringida en un concierto y a quien conozcas te hace señas para que lo ayudes a pasar a esa área, échale la culpa a otros.

Es que aquí está mi Director y si me ve haciendo esto me va a llamar la atención y yo no quiero problemas”, puedes decir para zafarte del compromiso.

Tomar estas precauciones te ayudará a consolidarte, a avanzar en tu carrera y a sostenerte en este campo que aunque se ve fácil, es un tanto difícil en ocasiones y más que nada COMPROMETEDOR.

Si por ejemplo un radioescucha te habla por teléfono a cabina y te pide boletos para un concierto, basta y sobra con que digas que los tienes contados y que los tienes que regalar al aire.

Un comentario como, “…. Es que tengo únicamente dos juegos de boletos por hora y está marcado que los tengo que regalar al aire”, logra zafarte del compromiso.

Yo normalmente acostumbro pedirle a mi equipo de locutores, que para cualquier cosa comprometedora, me culpen a mi.

Yo soy el malo, … déjenme a mi ser el malo, … dejen que sea yo el que se vea mal, el que niega las cosas, pero no ustedes, … ¡nunca ustedes!”, les digo.

Y así debe ser. Entre las múltiples labores de un Director de Programación (o Director Artístico), es de proteger y escudar a sus locutores. Es la de ayudarlos a conservar esa imagen que tantos esfuerzos cuesta obtener.

Si debido a las relaciones públicas de un locutor, este o esta se ve comprometido(a) cuando le solicitan “un tiempecito al aire” para promover tal o cual cosa, él o la locutora debe de inmediato apoyarse en su Director y aventarle el compromiso.

Mira, para poder mencionar esto que me pides, tiene que pasar por el Director de Programación. Te voy a dar la dirección de su correo electrónico y así lo tratas directamente con él (o ella)”.

Si esta persona niega la petición, quien se ve mal es precisamente esa persona no el locutor.

“¿No quiso?, … ¡ay que pena!, … pero yo no puedo hacer nada si no lo autoriza él”.

¿El locutor?, en este caso se vio bien. Intento ayudar y estaba dispuesto a complacer la solicitud, pero no estaba en sus manos solucionar el caso.

¿El Jefe?, en este caso se vio como un desgraciado infeliz. ¿Qué le costaba? ¡Ni que la radio fuera de él! ¡Ojala se pudra en un desierto! ( … comentarios similares a menudo van en contra de los Directores de Programación, pero ¡hey!, ¿queríamos estar en radio, ¿no?).

Otro aspecto muy común es cuando gentes del medio o incluso, clientes que se anuncian en la estación, consienten con exceso a un locutor.

La razón es que la mayoría piensa que como es quien esta al aire, pues fácilmente puede pasarles un comercial gratis al aire, una mención simplemente o hacerse “su amigo” y extender así su red de relaciones.

Tampoco falta quien de la nada, sin motivo, razón aparente y en muchas ocasiones, sin avisar, te lleva comida.

Siempre hay radioescuchas “considerados” con sus locutores favoritos.

“¡Que bueno es el ser locutor!”, piensa uno de inmediato.

Pues, … ¡ten mucho cuidado!, una pizza, unas papitas, un refresco, gaseosa o soda, una invitación a comer, una cubeta llena de cervezas en un club nocturno, una fastuosa cena en un restaurant de prestigio, son suficiente para COMPROMETERTE y esos tratos, esas invitaciones y ese consentimiento, tarde o temprano buscarán su compensación.

Entonces, mi consejo es para comenzar, no aceptar nada de esto. Si no aceptas nada, no te comprometes a nada. Fin de la historia.

Si te insisten mucho, busca la forma de dejar claro que aceptaste porque te insistieron, no porque quisiste.

Segundo, si por alguna razón te ves envuelto(a) en el compromiso, DE INMEDIATO ENCAMINA LA SITUACIÓN con tu Director de Programación o con Productor y di que esa persona es quien controla tal o cual cosa o es quien evita el que la hagas.

Pero tienes que salirte del compromiso y volver a tu pedestal de ser la persona amable, positiva y buena.

Y para ti Productor, Director o Jefe de locutores, por si no lo sabías, una de tus funciones en caso de enfrentar algo así, es ser el ‘malo de la historia’. Ser el escudo que protege al locutor y lo saca de la situación comprometedora.

Aunque en este caso, seas tu el que se eche enemigos eternos.

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